MOSCU, 17 JUN – Vladimir Lenin, hecho estatua, habrá aprendido ya de memoria los versos de «Cielito lindo», la tradicional canción mexicana que sonó como nunca en Moscú, tras el triunfo histórico 1-0 ante el campeón defensor, Alemania.
«Ay ay ay ay, canta y no llores», repetían una y otra vez los hinchas mexicanos subidos a la estatua de Lenin ubicada a la entrada del estadio Luzhniki, escenario de una de las mayores hazañas del fútbol azteca.
La cita de la prensa internacional era para ver a Alemania, campeón mundial y gran candidato para Rusia 2018, pero el show fue de México, especialmente por su formidable primer tiempo.
Con el gran gol de Hirving Lozano a los 35′, volaron vasos de plástico y la cerveza llegó inclusive al sector de la prensa, asombrada por la velocidad, la habilidad y la audacia de México para salir rápido con el balón, un fútbol moderno que hizo parecer lento al campeón mundial.
Audacia porque México mantuvo casi siempre sus tres atacantes fijos y, aún en los peores momentos de asedio alemán, mantuvo su firme decisión de contragolpear decidido, al punto que estuvo bien cerca de aumentar. «Dios es redondo…y mexicano», gritaba uno de los hinchas, recordando el título de un libro célebre del escritor mexicano Juan Villoro, siempre irónico para explicar la historia de fiascos mundialistas de la selección de su país.
Es cierto que Alemania impuso luego su presión física, pero fue reiterativa y sufrió además peligrosos contragolpes de México, cuyos ruidosos hinchas colmaron por la noche la Plaza Roja y sus alrededores, en el centro de Moscú.
Les importaba mucho más celebrar y cantar que ver el partido de Brasil, que mostraba la TV en los bares, avisando cómo puede cambiar el cronograma del Mundial si Alemania llegara a terminar segunda en el Grupo F.
Si Brasil termina a su vez primero en el Grupo E, ambos chocarán en inesperados octavos de final, con el recuerdo del 7-1, la paliza del Mundial 2014, aunque Alemania fue una sombra de aquel equipo que ganó su cuarta corona.
Un tiro libre de Toni Kroos que desvió el arquero Guillermo Ochoa y se estrelló en el travesaño fue tal vez su ocasión más clara, aunque terminó desesperada, sumando amonestaciones y con el guardameta Manuel Neuer yendo al área rival.
Seis jugadores de ataque y el DT Joachim Loew gesticulando marcaban la desesperación alemana, cuyo esquema 4-2-3-1 desnudó espacios excesivos a las espaldas de Sami Khedira y Toni Kroos.
«Todo el crédito es para los muchachos, diseñamos un plan y lo ejecutamos muy bien», dijo el DT colombiano Juan Carlos Osorio, centro de críticas desde hace tiempo.
Los cuestionamientos se profundizaron especialmente desde la última Copa de las Confederaciones, en la que México cayó 4-1 contra una selección B de Alemania.
«Es la victoria más grande que he tenido en mi carrera y espero que no sea la última», agregó Osorio, que en aquel torneo también perdió 7-0 ante Chile, tras lo cual viajó hasta Argentina para sostener largas conversaciones con el DT argentino Marcelo Bielsa, que resultaron vitales para él.
También Lozano, figura del holandés PSV Eindhoven, elegido jugador del partido, habló del «mejor gol» de su vida, histórico porque, además, significó la primera victoria mexicana ante Alemania, un rival amargo en su historia mundialista.
Alemania, por el rigor de la historia, también es un nombre que suscita pocas simpatías en Rusia, por lo que su afición se sumó alegre al triunfo mexicano, segundo gran golpe del Mundial, tras el empate 1-1 de Islandia ante el subcampeón Argentina.
México, en cambio, suena dulce estas horas en Moscú, tras una victoria que hasta contó con el lujo de ver jugar a Rafael Márquez a los 39 años en su quinto Mundial.
Gráfica: Hirving Lozano, el héroe del triunfo (foto: EPA)
Redacción: Por Ezequiel Fernández Moores.
Fuente: ANSA
Transcripción A.C.A.: Carlos Romero (C.N.P. 24.081)